Marco Correa y el momento cúlmine del Sistema Moda en Chile
En el contexto de la exposición de Marco Correa en el Museo de la Moda, reviso su bellísima obra y el entorno extraordinario en el que se desarrolló.
La exposición de Marco Correa en el Museo de la Moda es un hito. Uno que marca no sólo los 10 años de vida del Museo si no también uno que acerca y revisita uno de los tantos personaje olvidados por nuestra historia cuya riqueza nos aporta y nutre. Marco Correa fue un artista, un «multimedia» como lo catalogó su gran amiga, la coreógrafa Carmen Beuchat. De esos creadores que a través del medio que tengan en sus manos van a expresar su original ser. Esta vez la exposición trata de su veta como diseñador de moda, la cual duró poco pero nos dejó con una de las propuestas más originales y sofisticadas que se hayan creado en nuestro país.
Para desentrañar su historia y significado conversé con Jessica Meza y Acacia Echazarreta, curadoras del Museo de la Moda. Durante la entrevista me quedó claro que Chile, desde la segunda mitad de los '60, vivió un momento de explosión cultural acompañado de una industria textil que apoyó la incipiente creación de un sistema moda, contexto en el que Marco pudo desarrollar su trabajo con un altísimo nivel.
EL CRUCE CULTURAL
La segunda mitad de los '60 y principios de lo '70 fueron años de furor artístico en nuestro país, donde todas las áreas de la cultura convivían y se retro alimentaban. «Las artes se cruzaban y se respetaban unas a otras, Victor Jara hablaba de Marco Correa en la revista Paula, es lo mismo que cuando Roberto Matta trabajaba con los muralistas. Todos se aceptan y se reconocen entre ellos, eso era muy específico de esa época y no solo en Chile, también en el resto del mundo» relata Jessica.
El mismo Correa transitó entre varios mundos creativos. Estudió Arte en la Universidad Católica, luego parte a París becado a la École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs. No se sabe nada de su vida en ese periodo, a quién frecuentó o qué hizo, pero sin duda, marcó su quehacer con un refinamiento particular. Su pasión también estaba ligada a la danza y al teatro, por eso apenas llegó a Chile el año '67, Carmen Beuchat le ofrece crear el vestuario para su obra Tríptico. Ese fue su primer acercamiento al mundo de la indumentaria. Entusiasmado con ese medio, parte a mostrar sus dibujos a la recién creada boutique Tai, ubicada frente al Parque Forestal en calle Merced. Su tres socias Rebeca Izquierdo, Blanca Ossa y Tessi Hunneus, lo aceptaron de inmediato. Con esto Marco tuvo el respaldo financiero y técnico para crear sus inigualables vestidos.
EL CHILE TEXTIL
Chile en esa época era un país totalmente distinto al de hoy. Había otro proyecto económico y otro proyecto país. El Estado impulsaba la industria nacional con altos aranceles para las manufacturas extranjeras (al contrario de hoy) siendo una de las más prósperas la industria textil liderada por familias árabes como Yarur, Sumar y Comandari. Además los gobiernos de turno (Frei Montalva y luego Allende) promovían el trabajo femenino a través de programas impulsados por los Centros de Madre (CEMA), como la venta de máquinas de coser a precio de costo y con facilidades de pago.
Así, los talleres de las múltiples boutiques que aparecieron en la época, contaban con una mano de obra altamente calificada. En palabras de la historiadora Pía Montalva en su libro Morir un Poco (2004) «En 1968, el sistema moda en Chile se presenta en pleno proceso de cambio. Una serie de experiencias modernizantes, ligadas al trabajo femenino, y que han ocurrido en el espacio de lo privado, se profesionalizan transformándose en proyectos con una importante carga económica»
Particularmente la boutique Tai se especializaba en tejidos, en su taller contaban con máquinas de hilado semi mecánicas y con un contingente de mujeres capacitadas para operarlas y luego armar las prendas. Acacia relata que es impresionante ver las costuras de los vestidos de Marco ya que tienen el mismo nivel que las piezas de Yves Saint Laurent también conservadas por el Museo. Los vestidos de Marco Correa se mantienen impecables con el paso del tiempo, lo que se puede apreciar claramente en la muestra. Conservan color, hilado y estructura, detalle muy importante este último ya que como dice Jessica, el armado y el peso es lo que acerca las prendas a la alta costura.
MODA LATINOAMERICANA
El mundo en la segunda mitad de la década de los '60 vivía una época de cambios y revoluciones. En París los estudiantes protestaban en el Mayo del '68, en Estados Unidos nacía el movimiento hippie luchando por el término de la Guerra de Vietnam. En Londres la juventud se liberaba de las normas sociales de sus padres. Y en Chile comienzan los cuestionamientos hacia una justicia social y la búsqueda hacia valores identitarios que no respondan a un imperialismo cultural.
Este movimiento mundial y nacional tiene amplias repercusiones en las modas. Se genera un total alejamiento del vestir de los padres. Atrás queda el traje de dos piezas a lo Chanel y los peinados artificiosos. La moda joven, ligada a los cambios, pretende volver al origen; el «folk», lo propio, comienza a surgir en todas partes. En Chile esta propuesta calza a la perfección con las ideas latinoamericanistas de la Unidad Popular, curiosamente igual respondiendo a un movimiento global. Como dice Montalva «es impensable que una propuesta de este tipo haya podido levantarse en Chile , sin un contexto afín en lo cultural, al menos en el plano estético»
En 1972, en el marco de la UNCTAD III, se organiza la exposición «Un Chile Oculto» en el Bellas Artes organizada por Nemesio Antúnez. Con esto se institucionaliza el concepto de moda autóctona.«La idea del gobierno de la Unidad Popular era que los visitantes extranjeros que participaban en la Unctad descubrieran que la industria textil chilena y sus creadores de moda revalorizaban la cultura y la identidad local por sobre las influencias foráneas» comenta Juan Luis Salinas en su libro Linda, Regia, Estupenda (2014). En esta interesantísima exposición se presentan los vestidos de Marco Correa para Tai junto con los de Enrique Concha y Nelly Alarcón. Como comentamos con las curadoras, la idea de que en un museo de Bellas Artes se presente Moda el año '72 es de una vanguardia exquisita. «No está el límite entre las artes, es una mirada global… Que la comunidad intelectual-artística acepte la moda en un museo de Bellas Artes, desestabiliza ese corte entre moda y arte», dice Acacia
LA VANGUARDIA DE MARCO CORREA JUNTO AL EQUIPO DE TAI
Marco Correa fue el primero en trasladar a la moda los símbolos latinoamericanos. Luego vinieron Nelly Alarcón con sus capas de lana chilota, Alejandro Stuven y Enrique Concha quien estampó figuras diaguitas en un experimento en conjunto con la Fábrica Ex-Yarur, ya tomada por los trabajadores. Pero hay algo en los diseños de Correa que lo distancia de esta moda «autóctona». Podríamos decir que Correa abarcó lo latinoamericano desde una mirada y un quehacer totalmente sofisticado.
Como relata Acacia, cuando YSL se inspira en el arte Pop de Wesselmann tu no notas el cuadro original, en Marco es lo mismo, tu lo ves y se siente latinoamericano, pero es sutil, hay una abstracción que lo eleva de lo puramente literal. No es una replica de modas antiguas sino una interpretación totalmente nueva y moderna. O como lo describe Carmen Fulle «Fue un artista plástico que ocupó el vestido como una tela, sus vestidos eran abiertos, se comunicaban con el espacio. Rescata colores de Latinoamérica sin ser folklórico»
Algo que también elevó a Marco Correa y a Tai por sobre el resto, fue la forma en que mostraron sus colecciones. Alejados del desfile de moda a lo «tecito de señoras», este equipo, siguiendo con su propia visión generó happenings artísticos para presentar sus diseños. Realizados en el Drive In de Lo Curro o en Casa de la Luna en calle Villavicencio incluían coreografía diseñada por Hernán Baldrich, música sicodélica o latinoamericana a alto volumen, acto de mimos por Noisvander o proyección de fotos. «Las relaciones moda-artes escénicas y moda-arte visuales son exploradas sistemáticamente por boutique Tai» afirma Montalva. Actos de vanguardia que ejemplifican el cruce que vivían las artes en la época y la configuración de una escena local de fuertes lazos.
LAS REVISTAS DE MODA
Otro factor fundamental fue el lanzamiento de revista Paula y la renovación de revista Eva. Como dice Pía Montalva «sin embargo no hay que olvidar que su desarrollo -el de las boutique como Tai- se articula a un crecimiento explosivo de la industria cultural. Este último permite, entre otras cosas, la existencia de varias publicaciones destinadas a mujeres las cuales, a partir de 1968, asumen todo lo que ocurre alrededor de la moda nacional como uno de sus temas centrales». Además Paula fue pionera en crear imágenes propias con una plétora de fotógrafos jóvenes como el mismo Roberto Edwards, su creador, Carmen Fulle y Horacio Walker. Por primera vez se creaban imágenes en territorio chileno, con moda y fotógrafos chilenos. En esa época se hicieron viajes míticos a Isla de Pascua, Machu Pichu o a la Patagonia para darle el entorno adecuado a esta nueva visión.
EL FIN DE UN SISTEMA MODA LOCAL
Este momento idílico en que la industria textil, los diseñadores, las boutiques, el gobierno y las revistas de moda confluían para iniciar un sistema moda interesante y productivo, termina con el Golpe de Estado. La industria textil, bajo el nuevo sistema económico neoliberal, comienza a caer en picada con la entrada de textiles importados a menor precio. Las boutiques comienzan a traer prendas listas de Estados Unidos y toda esa mano de obra calificada se va perdiendo. Las revistas continúan, pero mostrar y crear moda que remita a lo «autóctono» resulta peligroso en cuanto se vincula a las ideas de la Unidad Popular.
Por su parte, Marco Correa residió en Madrid desde el año '72 al '74. Cuando vuelve a Chile continúa trabajando para Tai pero el impulso ya no es el mismo y prontamente lo deja. Luego va a ser invitado por Sonia Fuchs a hacer vestuario para televisión, lo que se convertirá en su sustento. En ese periodo crea espectaculares trajes de época para la serie La Quintrala que se pueden ver en la muestra del Museo de la Moda. Además de participar en el momento de oro del Miss Universo y Miss Chile, creando los trajes típicos, incluyendo el mapuche de Cecilia Bolocco. En su lado más íntimo siguió con su pasión por lo escénico, uniéndose a la compañía Mobile de Hernán Baldrich creada en 1977. Muere en 1992 por complicaciones del virus VIH que padecía. Sus cenizas fueron esparcidas en Maitencillo.
Al final de nuestra conversación con Acacia y Jessica, lo que nos pareció más evidente, es el gran valor que tiene esta muestra y cómo se están levantando otras historias como la de Alejandro Stuven recientemente en CCPLM. La importancia de poder reconstruir una parte de la historia del país; cómo se va mirando, aceptando y asimilando en un imaginario colectivo. Y lo más rescatable, es que este es un aporte del Museo de la Moda y su creador Jorge Yarur, absolutamente sincero y genuino hacia el arte y el rescate de la memoria. Hay un inmenso valor en formar una colección, en rescatar las piezas y poder conservarlas con las más avanzadas tecnologías. La colección de Marco Correa, en una genial intuición de Yarur, comenzó antes de la apertura del Museo. Casi espontáneamente, al contar con 25 piezas al día de hoy, se decidió exponerla para los 10 años del Museo. Un enorme acierto.